EUROPA PRESS
6 abril 2016
Rosácea: color facial
no deseado
La rosácea una alteración de la piel que se presenta en la
edad adulta y se caracteriza por alteraciones vasculares que ocasionan rojez en
el rostro y acné adulto. Afecta sobre todo al centro de la cara, nariz y la
piel de alrededor y el centro de la frente.
Según
explica a Infosalus la doctora Constanza Bahillo, miembro de
Su
aparición es más común en mujeres de entre 30 y 50 años, aunque también la
padecen los hombres, y puede aparecer en la adolescencia o después de la década
de los 50. Los factores que promueven la aparición de los brotes, los exacerban
o incluso ocasionan que aparezca la enfermedad incluyen la temperatura
ambiental (frío, viento, exposición solar), comidas picantes, bebidas
alcohólicas o cosméticos o productos que irritan la piel.
La
rosácea es una entidad distinta que no se debe confundir con la dermatitis atópica ya que ésta es una alteración de la barrera cutánea
no adquirida y que caracteriza a la piel desde el nacimiento, comenta la doctora
Bahillo, especialista del Servicio de Dermatología
del Complejo Hospitalario de Toledo.
El
desarrollo de la enfermedad en sí no se puede prevenir o evitar aunque la
tendencia a la rojez en la piel del rostro o la intolerancia a los cosméticos
pueden ser signos iniciales que requieran de una primera consulta al
dermatólogo. "Lo más importante es que el paciente esté educado para
evitar los brotes y que siga un tratamiento de mantenimiento adecuado",
comenta la doctora.
Prevenir e identificar sus desencadenantes
El
tratamiento de esta enfermedad crónica de la piel se basa en prevenir la
aparición de los brotes y cuando éstos se presentan controlarlos para que duren
lo menos posible y con las menores consecuencias para la calidad de vida del
paciente.
Para
ello, si existen lesiones inflamatorias se emplean antibióticos tópicos u
orales para controlar el acné, si se presenta eritema, pequeñas venitas rojas
en la piel, se emplean fármacos tópicos o láser, vascular o luz pulsada, que
disminuye los vasos sanguíneos excesivos derivados de la enfermedad.
Las
recomendaciones generales que deben seguir quienes padecen rosácea es emplear
cosméticos específicos porque no toleran el alcohol de los convencionales y se
evita así la posibilidad de que la piel reaccione; protección solar diaria, con
independencia de las condiciones climatológicas; identificar qué ocasiona los
brotes y evitar estos factores desencadenantes en la medida de lo posible.
Esta
enfermedad crónica de la piel, cuya presentación y grados de manifestación son
muy variables entre los pacientes, es común en las consultas de dermatología.
Cuando se trata de brotes repetidos se instaura un tratamiento a largo plazo a
dosis bajas con un retinoide, un derivado de la
vitamina A (isotretinoina), que requiere de seguir
los controles dermatológicos adecuados y no presentar contraindicaciones en su
uso.
"Si
sospechamos que padecemos rosácea o nuestra piel es en exceso sensible
deberíamos acudir al dermatólogo para que realizara un diagnóstico adecuado y
estableciera pautas de cuidados, qué cosméticos podemos emplear y nos
advirtiera de los posibles factores desencadenantes con el objetivo de que este
tipo de piel estuviera controlada", concluye la doctora Bahillo.